
Vivir en paz. 7 pasos
Below is the Spanish version of my article “7 key steps to help you live in peace”.

This translation was undertaken by María Inés Mogaburu, a psychiatrist and writer based in Argentina. I am most grateful for María’s time and efforts.
Not being able to read or speak Spanish, my apologies if the post layout is not perfect.
Vivir en paz es una actitud y un modo de vida que puede conducirnos a vivir bien y con un sentido, incluso en tiempos difíciles. Significa que estamos en paz con quiénes somos, y que hemos desarrollado mecanismos para afrontar épocas de crisis personal. ¿Cómo funciona? Yo identifiqué siete pasos fundamentales.
Permítanme poner en claro mi posición respecto de algunas creencias comunes. No hay nada malo o bueno en ellas. Pero ustedes necesitan saber dónde me ubico yo.
Algunos conceptos erróneos comunes acerca de por qué no podemos vivir con paz interior.
Estoy demasiado viejo, demasiado enfermo, tengo muchos problemas…es demasiado tarde. Jamás
No tengo lo que se necesita para lograrlo. Sí que lo tienes, todos lo tenemos.
Hice demasiadas cosas malas como para sentirme en paz. Ok, entonces tendrás que trabajar ese tema un poco más.
Tengo que empezar a meditar, a hacer yoga, volverme vegetariano. No, tienes que encontrar tu propio camino y decidir qué te funciona mejor a vos.
El mundo es un mal lugar. Vivir en paz sólo sería posible si me fuese a vivir yo solo a una isla desierta. Huir no es la respuesta. Puedes estar en paz con la vida aquí y ahora.
¿Cuál es la actitud de “vivir en paz”?
Esta actitud consiste en:
- Una aceptación realista y no desafiante de quién eres.
- La creencia en que eres valioso y que tienes aptitud para un cambio positivo.
- La decisión de jugar un papel activo en tu vida, tanto en las épocas buenas como en las malas.
7 pasos básicos para vivir en paz.
1. Llegar a conocerte.
En primer lugar debemos aprender a mirarnos hacia adentro, ver qué cosas manejamos bien, cuáles nos resultan difíciles, y porqué. Esto significa comprender nuestra historia personal: las experiencias y los hechos que modelaron la forma en que sentimos y nos comportamos.
Comprender cómo nos modeló nuestra historia, significa también saber cómo modelar nuestro presente y nuestro futuro.
2. Aceptar ser quien eres y creer en ti.
Para vivir en paz con nosotros mismos es necesario que aceptemos ser quienes somos sin juicios negativos. En ese sentido la autocrítica y las actitudes derrotistas como “fracasé” , o “soy un caso perdido, ”se convertirán en “Hice lo mejor que podía, y seguiré haciendo lo mejor que pueda”. Las expectativas realistas en nosotros mismos crean un escenario positivo para nuestro buen desarrollo personal. Que hasta hace que terminemos por creer en nosotros,¡hasta en gustar de nosotros mismos!
Sin autoconfianza ni un cuidado positivo por nosotros mismos, vivir en paz no es posible.
La autoconfianza significa también estar deseoso de hacerse responsables por los errores que hayamos cometidos, y por los cambios útiles que podamos querer hacer acerca de la manera en que sentimos, pensamos, actuamos, y vivimos nuestra vida.
3. Sentirse empoderado y tomar tu lugar en el mundo.
Para poder vivir en paz se requiere también una actitud donde no se perciban a la sociedad, a los otros, y al mundo, básicamente como una amenaza.
Si bien pueden existir problemas justificados e incluso justificados que pueden impactar en nosotros, no debemos enfrentar al mundo desde la posición fracasada de una víctima. Eso nos llevaría a sentirnos sin poder y a estar resentidos. La realidad es que podemos ejercitar un montón de poder pacíficamente.
Para sentirnos cómodos jugando nuestro rol en la sociedad y en nuestras relaciones, necesitamos sentirnos cómodos con ser quienes somos, y ser conscientes de nuestro valo
Somos seres tanto individuales como sociales. Necesitamos un correcto equilibrio entre una soledad en busca de sentido, y el estar con los otros.
En gran medida la calidad de tu vida depende de la relación que tengas con vos mismo.
Por lo tanto, la paz en nuestra vida se basa en a- la paz con nosotros mismos, y b- la paz con los otros y con el mundo.
A veces los otros están más allá de nuestro alcance, porque sus acciones nos impactan indirectamente, o porque no quieren o no pueden comprometerse con nosotros. En tales casos podemos hacer las paces de manera implícita sin el conocimiento del otro involucrado.
4. Enfrentar las verdades difíciles sobre ti mismo y sobre tu vida.
Nuestras luchas son humanas:
Sentirnos decepcionados con nosotros o con otros.
Estar abrumados por la culpa o la vergüenza por cosas que hicimos o que no hicimos .
Sentirnos incapaces de confiar en nosotros mismos o en otros.
Sentirnos heridos.
Tener dificultades para aceptar lo que no nos gusta.
Sentirnos sin poder alguno cuando ocurren tragedias en nuestra vida.
No ser capaces de quitarnos la ira por la injusticia.
Estar sofocados por el miedo y la desesperanza
Sentirnos solos, abandonados, malentendidos, o no merecedores de amor
No saber cómo lidiar con la mortalidad, el morir, y la muerte, ( la nuestra y la de los otros)
Nuestros problemas son especialmente difíciles cuando hay pocas soluciones, o ninguna aceptable para nosotros.
Puede ser pesado enfrentarse con situaciones desafiantes. Sin embargo, meditar en ellas y decidir de qué manera las enfrentaremos, eso es empoderarnos.
Enfrentar las realidades difíciles puede ayudar a reducir la ansiedad y a remover bloqueos internos que nos impiden alcanzar la paz.
5. Adoptar mecanismos de afrontamiento positivos.
Todos necesitamos lidiar bien con la gama de dificultades que experimentamos a lo largo de la vida. Algunos pueden ser efectos a corto o largo plazo en nuestro bienestar físico, mental, o emocional. En nuestra capacidad para vivir en paz.
Los mecanismos positivos de afrontamientos son los que no causan nuevos problemas, ni disminuyen la paz que estamos buscando.
Algunos mecanismos comunes de afrontamiento que provocan alivio emocional rápido (como el uso de drogas, comidas, alcohol, nicotina) traen sus propias consecuencias.
Porque el “alivio” que brindan ayuda a aliviar el dolor y el distress. Y de esa manera podemos tolerar las dificultades por más tiempo, a veces durante años, o incluso durante toda la vida.
Los mecanismos negativos de afrontamientos distorsionan más que clarifican la raíz del problema. Nos tienden una trampa.
Si bien puede tomarnos mucho tiempo adquirir los mecanismos positivos de afrontamiento (como actividades sociales, físicas, espirituales o creativas) éstos traen pocas o ninguna desventaja. Proveen una base y un anclaje más seguros en nuestro propio yo, que se vuelve menos dependiente de estímulos y sustancias externas.
Los mecanismos positivos de afrontamiento nos hacen sentir más fuertes y con poder para regular nuestras emociones, pensamientos, y acciones, a través de la revisión de nuestras opciones para un cambio con sentido.
6. Nutrir tu actitud para vivir en paz.
Vivir en paz es una habilidad que no deberíamos dar por sentada. Es un proceso en desarrollo que requiere nutrición y mantenimiento. Las experiencias y dificultades nuevas pueden desafiar y perturbar los cimientos de paz y armonía que hemos creado.
En ocasiones nuestra comprensión de quiénes somos, del mundo en que vivimos, y de nuestros mecanismos de afrontamiento que mejor nos van, pueden entrar en desorden.
Podemos sentirnos confundidos, frustrados, heridos, asustados, desmotivados, desesperanzados y derrotados.
El programa de mantenimiento para vivir en paz requiere una aproximación flexible y una disposición a revisar si lo que aprendimos es suficiente, o si se necesitan cambios.
7. Una crisis personal puede reforzar tu decisión de vivir en paz.
En momentos de crisis personal vivir en paz puede parecer imposible o incluso inapropiado, un lugar que ya no podemos alcanzar.
Pero es exactamente en esos momentos en los que reconectarnos con nuestra capacidad para vivir en paz es más importante que nunca. Esto podría requerir tiempo, objetivo, y determinación, pero sobre todo confianza en nosotros mismos y en el proceso.
Para darles un ejemplo:
Cuando me diagnosticaron cáncer mi mundo colapsó. No es necesario que hayas tenido cáncer para entender lo que quiero decir. Puedes haber tenido tu propia historia de crisis personal.
No estaba cómoda. Y por cierto, no estaba en paz.
La paz conmigo misma y con el mundo parecía inalcanzable, no realista, sin sentido.
Pero instintivamente sabía que tenía que lidiar con mi incomodidad, mi miedo, mi ira, y mi desesperanza. Porque todo eso se estaba devorando la poca energía que me quedaba para decisiones que yo debía hacer sobre mi vida.
Yo estaba al borde de la derrota, no por el cáncer, sino por mi incapacidad para hacerme cargo.
¿Qué hacer?
Nadie me entendía realmente, ni me daba una guía significativa. Me embarqué en una búsqueda y recuerdo bien el momento en que alguien me dijo: “Sanarse no es lo mismo que curarse”. Quedé horrorizada.
¿Qué sentido tenía sanarse sino curarse? Yo no quería, o no podía, entender lo uno sin lo otro. Yo quería vivir.
Años más tarde entendí que, tristemente, las cosas no son tan fáciles. El “sanar” del que esa persona me hablaba era “hacer las paces” conmigo misma, independientemente del cáncer. Significa hacer las paces con mi vida y con mi muerte.
Hacer las paces es importante por la falta de certeza acerca de la duración de nuestra vida, de cuánto nos queda, y de cuán bien podemos usarla al máximo de nuestras capacidades.
No se necesita una enfermedad seria para trastornar nuestro sentido de estar en paz. Muchos otros hechos, personas, o incluso nosotros mismos podemos causarlo.
Estar en paz, conocernos, saber lo que nos funciona mejor a cada uno de nosotros, representa un largo camino de desafíos.
Sin estar en paz, las dificultades serían más intensas, más desestabilizantes, provocando ansiedad profunda y sostenida y un sentimiento de depresión, disminuyendo nuestra calidad de vida, haciendo más lento el alcanzar las cosas que queremos, necesitamos, y lo que podemos hacer con nuestra vida.
¿Dónde puedo conseguir ayuda?
A veces, en la vida, necesitamos una ayuda extra para tener una perspectiva nueva, para elaborar las cosas, para contar nuestra historia, para hallar sentido, para encontrar ese empujoncito extra, y que nos lleven un poco de la mano. No hay por qué avergonzarse.
Pedir ayuda no es señal de debilidad. Puede representar coraje, y puede ser lo más sensato.
.Puedes encontrar contención en tu red de familiares, amigos, o colegas.
.A veces se necesita alguien independiente, un consejero o un terapeuta.
.Hacer un curso o un taller (incluso online) puede brindarnos nuevas ideas.
Siempre aliento a la gente a que miren a su alrededor. Puede ser frustrante y tomar tiempo, pero si sigues mirando vas a encontrar lo que es más adecuado para ti.
No esperes que todas las respuestas lleguen juntas. No es así como funciona.
Cuánto más mires alrededor, más cambiarán tus preguntas, y por lo tanto las respuestas que necesites.
Comprender las cosas que te hacen bien, y aquellas que pueden dispararte dificultades puede ser un buen comienzo. Tal vez te beneficie algún tipo de psicoterapia que te ayude a identificar y procesar cualquier experiencia difícil que puedas haber tenido, y que bloquean tu búsqueda de paz interior.
Quienquiera que seas, y sea lo que fuera que te ocurrió, nunca es demasiado tarde para empezar a vivir en paz y a beneficiarte de ello
Thanks to you, my website is among the Top 10 UK Psychotherapy Blogs
Be the first to comment